Exposición Insert Coin en Adolfo Dominguez.

CRONICA DE UNA INAUGURACION, "INSERT COIN"

Le Gusta a Fernando

 trasmitir en los títulos de sus exposiciones el espíritu lúdico del juego. Si  la anterior de Málaga rezaba "GAME OVER", en la que inauguramos hoy, 2 de octubre, en Zaragoza, nos pide meter una moneda para que el juego continúe : "INSERT COIN" la titula.

La invitación, a modo de -prueben y jueguen-, tiene una profunda intención. Proclamar que el artista goza con lo que hace en la íntima diversión de la creación. Dice Suarez Reguera que la diferencia entre artistas y el resto es que los primeros no pretenden más allá de pasarlo bien con su inspiración, en el espíritu Calderoniano de la vida es sueño. Y sueña cuando obliga al duro metal a un ejercicio de funambulismo para convertirlo en fantasía. Ya he dicho en otras ocasiones que su obra tiene al cómic como pretexto de subversión estética, no para derribar Sistemas sino para abatir las barreras de lo preestablecido. Sus Bestiarios nos enseñan que los perfiles reconocibles pueden aún aspirar a una metamorfosis que los convierta en viñetas inmóviles del gran tebeo de la imaginación. Respetando la pureza de las formas (uno de los logros de su técnica) introduce la fábula en la alquimia precisa del volumen y el buitre que sueña con estos momentos es un totem que avizora la carroña presto al vuelo. Jamás se moverá de su atalaya de hierro pero nos intimidan sus alas y su pico premonitorio.

Al igual que Rodin y a través del modelado y la textura, Fernando dota a sus obras de una tremenda fuerza psicológica capaz de sintetizar el instante de la reflexión  en una lectura vital de los contornos. El metal parece leve, capaz de flotar en Mekongs de rojo sangre o de remansarse en ciudades acuáticas de Sampanes indochinos. Tan ligero para lanzarse a volar como los pioneros y tan sensible como para enraizar en sus casas orgánicas. La destrucción o construcción de altivos rascacielos en la eterna pregunta de que fue primero. La caza del monstruo bajo las lanzas de la evolución. La pirueta en una caída sin impacto y la denuncia del No ante las corazas. Sillas que se encuentran en la conversación, magia del equilibrio imposible, prisión de resina en la oclusión parcial, baños de cera y sosiego. Sueños, amarres a nuestra memoria, mensajes de metal. Todo esto late en las esculturas que Fernando Suarez Reguera nos trae para que el juego continúe, un juego que nos sorprende mirando la secreta razón de estar ante el espejo.